Proyecto de UCR estudia degradación de manglares en Térraba y Sierpe

Publicado: 2015-09-16

 

 

La presencia de restos de raíces gruesas en los antiguos terrenos del manglar evidencia el daño que el proceso de sedimentación ha provocado en la flora del humedal en Boca Zacate. Foto cortesía: Carmen González.

Los manglares que conforman las más de 30 mil hectáreas del Humedal Nacional Térraba Sierpe, que es el más grande de la costa pacífica del país, se ven amenazados por la gran cantidad de sedimentos arenosos de los canales de la localidad de Boca Zacate, transportados por los ríos Sierpe y Grande de Térraba. Estos residuos son devueltos por la costa marina tras su desembocadura en el Océano Pacífico, y ponen en riesgo de desaparición este humedal.

Con el objetivo de establecer el grado de afectación en la superficie vegetal de los manglares de la zona, la Universidad de Costa Rica (UCR) desarrolló un proyecto de investigación entre los años 2008 y 2013 para determinar los elementos químicos contenidos en los sedimentos, así como la composición granulométrica.

El uso de fotografías aéreas y satelitales son básicas para realizar este análisis con el fin de detallar cómo incidió, en las últimas décadas, el proceso de sedimentación en la costa y el daño que esta causa en la flora del humedal.

Las características de este manglar favorecen una gran diversidad: aves que visitan el lugar en su período de migración; peces y crustáceos, y mamíferos como pizotes y monos cariblancos y tití.

Los investigadores de la UCR también han colocado puntos de extracción de sedimentos en diversas partes de los meandros de Boca Zacate, con el fin de contrastar la composición en lugares donde el manglar se encuentra en perfecto estado con aquellos donde se presenta una degradación evidente.

Con todos esos datos, los investigadores pretenden proporcionar información al gobierno y a los grupos relacionados con la preservación del manglar para desarrollar un plan de acción que mitigue los efectos de la sedimentación y de la desaparición del manglar.

La geógrafa y docente de la Escuela de Biología, Carmen González, integrante del grupo de investigadores, tiene dos explicaciones que podrían aclarar este fenómeno: la primera, que el hundimiento de esa parte de la costa, producto de una falla tectónica, produce que el agua marina se interne más en los humedales; el segundo, que el calentamiento global podría haber creado un aumento en el nivel del mar, lo cual produce que el agua marina penetre más sobre el área del manglar.

“Tenemos mucha arena que llega a los manglares, con contenidos de magnesio, manganeso, calcio y potasio provenientes del río Térraba, la cuenca más grande del país, con un proceso de erosión paralelo, ya sea natural o inducido. Eso está matando las especies de flora que se encuentran en el bosque cercano a la costa”, explicó la investigadora.

Cualquiera que sea la explicación, lo cierto es que el 59 por ciento del manglar de Isla El Coco ya murió y lo que antes era su superficie ahora se encuentra bajo el mar. En el caso de Boca Zacate, en los últimos 60 años se perdió el 11 por ciento de su área boscosa (4,79 kilómetros cuadrados). Los otros resultados de esta investigación se publicarán en el próximo número de la Revista de Biología Tropical de la UCR.

Para evitar una catástrofe natural, los investigadores proponen prohibir la agricultura en los márgenes del manglar, controlar la pesca en los alrededores del humedal y el impacto en el uso del suelo en las partes altas de las cuencas que desembocan en el área.

El proyecto fue desarrollado por el Centro de Investigación en Ciencias del Mar y Limnología (CIMAR), en colaboración con la Escuela de Biología y el Programa Institucional de Osa (PiOsa), adscrito a la Vicerrectoría de Acción Social. También contó con el apoyo del Proyecto Hidroeléctrico El Diquís del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) para analizar los sedimentos.

Estos manglares están inscritos desde 1996 en la lista de la Convención Internacional de Humedales de Ramsar, que ratificó la importancia trascendental de su preservación para el mundo.

Pablo Mora Vargas
Periodista, Rectoría
pablo.moravargas@ucr.ac.cr

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