UCR “imaginó” cómo sería su futuro tras la experiencia vivida con el COVID-19

Publicado: 2020-12-02

 

 

Tras la pandemia, las personas deberían poder continuar con sus trabajos o estudios desde su hogar ante cualquier sintomatología de enfermedad, adelantó la Jefa de la Oficina de Bienestar y Salud, Sedalí Solís. Foto: Fernando Zhiminaicela.

“Flexibilidad”, “resiliencia” y “cooperación” son tres valores que pueden identificar a la perfección la aspiración de lo que debe ser el futuro de la Universidad de Costa Rica (UCR), una vez que se supere la crisis sanitaria provocada por el COVID-19.

A esta conclusión llegaron los participantes de los Encuentros Universidad Postpandemia, realizados entre el lunes 23 y el miércoles 25 de noviembre, en el que representantes de las cinco vicerrectorías, unidades académicas, centros e institutos de investigación, sector estudiantil y oficinas administrativas dieron sus opiniones sobre cómo imaginaban a la Institución en los próximos años.

En la primera jornada, el Rector de la UCR, Carlos Araya, recordó el objetivo de estos foros: generar un documento que sirva de referencia para gestar cambios sustanciales en el funcionamiento de la Universidad, de manera que esta aproveche los insumos que deja la experiencia de la pandemia.

“Recopilaremos las ideas que nos ofrezcan las personas expositoras, aunadas a las que puedan surgir durante la conversación, para gestar una memoria histórica que, espero, sea un aporte valioso para la futura administración y las autoridades institucionales que llevarán el timón de nuestra Alma Máter en los próximos años”, comentó Araya.

La Vicerrectora de Acción Social, Sandra Araya, reforzó la idea de que el principal aporte de la experiencia en crisis sanitaria fue la articulación dentro de la UCR, y llamó a la comunidad universitaria a aplicar la flexibilidad, sobre todo en tiempos que requieren de otras soluciones.

“Debemos entender que somos una sola Universidad y por eso tenemos que creer en la articulación. Ya vimos que el trabajar en colectivo no solo tiene mayor aprovechamiento de recursos humanos y materiales, sino que también genera un mayor impacto en las comunidades en las que estuvimos “presentes” desde la virtualidad”, manifestó la Vicerrectora.

Durante el segundo día fue el turno de analizar las perspectivas que se abren para la docencia y la vida estudiantil tras la experiencia de la pandemia. En este espacio, la representación de estudiantes solicitó variar la pedagogía con la que se formulan los exámenes en línea y una reforma a la normativa institucional, para reducir el número de créditos que se exigen como requisito para mantener la beca socioeconómica – actualmente 12 –.

“Los reglamentos no han cambiado pero las condiciones no son las mismas. Muchas personas estudiantes han tenido que trabajar bajo este contexto. La situación de tiempo e intrafamiliar es muy distinta”, alegó la Secretaria General de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Costa Rica (FEUCR), Sofía de la Cruz Vargas.

La flexibilidad curricular y el acompañamiento de docentes fueron dos de las prioridades señaladas por la Vicerrectoría de Docencia, en boca de su dirigente, Susan Francis. Además, la Vicerrectora apuntó a la posibilidad de generar horarios de lecciones menos rígidos y promover más las clases asincrónicas. Además, dio la razón a Vargas sobre la necesidad de flexibilizar la carga de créditos para mantener las becas.

“Como comunidad vivimos problemas de salud mental y cambios abruptos en el campo familiar. Todo esto también ha ocurrido en el cuerpo docente. Tenemos que pensar en un proceso más humano. La virtualidad es la capacidad de imaginar que estamos en un determinado contexto y por eso tenemos que repensar las experiencias formativas”, indicó Francis.

En la tercera jornada de estos encuentros, que evaluaron las lecciones y los desafíos en el sector administrativo y tecnológico, la Jefa de la Oficina de Recursos Humanos, Jessica MacDonald, se mostró positivamente sorprendida al reconocer que la mayoría del personal administrativo dijo sentirse a gusto laborando desde el hogar y destacó que hubo mitos que se destruyeron con el trabajo remoto.

“Logramos que las personas no se sientan presionadas o frustradas por esta nueva realidad laboral. La productividad ha sido positiva. Ahora se requieren indicadores claros de la producción y tareas de las personas que trabajan desde su hogar. Cuando estábamos a nivel presencial esto no pasaba, no había claridad documentada de lo que se realizaba, como la que sí hubo tras la implementación del trabajo remoto”, reseñó MacDonald.

Por su parte, el Jefe del Centro de Informática, Alonso Castro, coincidió en que el trabajo remoto mejoró de manera sustancial el rendimiento de su personal y enfatizó que la Institución debe cuestionarse ciertos temas de cara al futuro, como la necesidad o no de construir más infraestructura en un ambiente laboral mucho más virtual, o la adquisición de equipos pensados en ser utilizados más desde el hogar que desde la oficina. Castro también comentó que el reforzamiento de la conectividad, tanto presencial como a distancia, será indispensable en el corto y mediano plazo.


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