Publicado: 2016-12-07

Afirma estar enamorada de la acción social. En pleno surgimiento de la Teología de la Liberación y los efervescentes movimientos revolucionarios latinoamericanos, como muchos otros jóvenes, quería transformar la sociedad y hacerla más justa.

Sonia Solís encontró su camino mediante la educación. La relacionó con una toma de conciencia, con una vía para defender los derechos fundamentales. En su juventud ayudó a fundar el Colegio Nocturno Calasanz, una de las pocas opciones educativas para adultos de la época, orientado a integrar a la población de obreros y obreras sin escolarización de las fábricas de Montes de Oca.

Casi treinta años después, se convirtió en la coordinadora del Programa de Educación Abierta de la Universidad de Costa Rica, que permite que funcionarios y funcionarias de la institución, así como sus familiares y otros miembros de la comunidad terminen su colegio. Solís asegura que, más que aprobar los exámenes de educación general básica o diversificada, su objetivo es que el estudiante confronte lo que aprende en las aulas con lo que vive a diario.

En una década de existencia, poco más de 280 personas han obtenido su bachillerato de educación media, y más de 2.300 personas han estudiado los primeros años de colegio. En sus palabras, es muy gratificante la alegría de compañeros que salen delante en sus estudios, o que dicen que pronto podrán ayudar a sus nietos en labores escolares.

Por la proyección de la UCR a la sociedad, su contribución al desarrollo de capacidades de distintos sectores del país –especialmente los más vulnerables- y por su concepción de una gestión administrativa institucional en función del apoyo a la academia, se entrega la Medalla Conmemorativa del 75 Aniversario de la Universidad de Costa Rica en la persona de la máster Sonia Solís Umaña.

Caterina Elizondo L.
Periodista, Rectoría
caterina.elizondo@ucr.ac.cr